domingo, 30 de marzo de 2014

Un cuarto de siglo con Los Simpsons



Recuerdo la primera vez que los vi, tendría unos 12 años.  De ahí hasta el día de hoy, no he podido librarme de ellos.  Y la verdad es que tampoco quiero.

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Los Simpsons no son otra cosa que una sátira sobre la sociedad, principalmente de la norteamericana, pero el concepto aplica perfectamente bien en la gran mayoría.  Son una familia común, con relevantes características.  Fue Bart la estrella al comienzo, pero la estupidez de Homero Jay, sin duda es lo que más vida le ha dado a la serie.  Y no he encontrado a alguien que coincida conmigo, al pensar que es una serie que porta valores, sobre todo cuando hay problemas familiares, ellos siempre están unidos.  Muestran los defectos de cada uno, tal como son.  

Están curtidos de humor amarillo.  La mayoría de los capítulos muestran más de una historia de manera simultánea, lo que ha sido característico, así como también el tener invitados de todo tipo, artistas, políticos, deportistas, etc.

Desde ese primer capítulo por mi visto, de la niñera ladrona, al día de hoy, han evolucionado considerablemente.  Y cómo no, han perdido mucha chispa, pero siguen siendo ellos.  Todavía creo le quedan unos cuantos años más de vida, porque estoy seguro que como yo, hay millones de personas simpsonizadas.  Sabemos que estamos quemando buena cantidad de neuronas viéndolos, pero, igual se iban a fundir ¿verdad?




miércoles, 26 de marzo de 2014

Gracias hijo

 



El domingo pasado, estuve viendo el juego Lazio - Mílan, correspondiente a la jornada 29º del fútbol italiano.  Por veinte minutos pude disfrutar de algo que por muchos años anhelaba pero no se había dado (y llegué a pensar que no se daría).
 
A partir del minuto 70, mi amado hijo (de 5 años) se instaló a mi lado a ver el juego conmigo. Prestó mucho interés y me hizo cualquier cantidad de preguntas. Fue un momento increíble para mi.

Tiempo atrás, muchas veces le pedí y le fastidié hasta el cansancio para que lo hiciera y él se negaba. En cambio, en esta ocasión lo hizo por su cuenta y con interés.

Lo sé, es una tontería, pero fue mágico compartir con mi niño algo tan esencial para mi. Esto  difícilmente lo olvidaré y espero que se repita muchas veces.

Que decir, el juego fue un bodrio. Un insípido 1 a 1, donde el Mílan no termina de levantar cabeza para ser un equipo digno de su propia historia. Y mientras el planeta veía al mismo tiempo el Madrid - Barcelona, yo estaba disfrutando de lo lindo con mi muchacho. Jamás cambiaría eso por nada más.