sábado, 7 de marzo de 2020

iJobs: Una historia de inspiración; sus equipos, no tanto




De niño, seguí por muchos años la historia de Steve Jobs.  Recuerdo haber leído y releído una edición de PC Magazine en español que hablaba sobre la compresión de discos (artículo que me gustó muchísimo) y sobre un individuo que cobraba 1 dólar al año. Lo hacía por orgullo, no teniendo mayor necesidad económica.  Él había resucitado Apple Computer y su historia era más que fascinante.
Nunca tuve un equipo Apple en mis manos. Jamás manejé un Mac, ni antes de su salida ni luego a su regreso.  Mi contacto con la informática comenzó en 1.993. 80386SX, 2MB de Memoria, DOS 5.0 y Windows 3.1, con un triste monitor monocromático ámbar.  No creo que haya existido mejor ni más entretenido momento.  Windows comenzaba a volar y para DOS existía una infinidad de juegos donde aburrirse era imposible.

Cierto, Windows copió todo lo que en esencia hacía MacOS, pero ellos también habían hurtado la idea.  Eso no viene al caso, pero vale para dejar claro que el principio en el que funcionan ambas plataformas, es exactamente el mismo. Sin embargo, vaya que la experiencia de uso es completamente distinta.

No conozco un usuario de un Mac o de un iPhone que no esté convencido de que su dispositivo es absolutamente superior. Y tal vez no estén lejos de la realidad.  El asunto es que no todos los juguetes tecnológicos son iguales para todo el mundo.

Apple desde siempre creó con la idea de integrar Hardware y Software, de forma que nadie más modificara sus equipos. Puedes personalizar totalmente tu área de trabajo, pero solo bajo muy limitadas excepciones hubo clones de Macs; y para nada modificaciones de su sistema operativo.   


Son así, ámalos o déjalos. Por otro lado, la filosofía abierta que Microsoft siguió desde DOS hasta Windows, es que los demás fabriquen el hardware (sea quien sea), que ellos ponen el software. Esa fue una apuesta ganadora (que se puede ver hoy en día replicada en Android), en la cual, todos, absolutamente todos pueden armar un PC con las características que requiera o las que su bolsillo permita, a fin de tener la computadora más personal posible. Usted mismo puede comprar su procesador, memoria, disco, tarjeta madre, acelerador gráfico y cuanto juguete le quiera integrar, de la marca y potencia que prefiera.  Luego instalar el sistema operativo (incluso una tercera opción como GNU/Linux) y hacer con ello lo que mejor le plazca.

Si, por supuesto, eso no le vale a todo el mundo. La mayoría de las personas prefiere comprar un equipo ya existente y funcional, pero eso también lo consigues con los incontables fabricantes que entregan soluciones más que listas. Y ni hablar de la disponibilidad de infinitas aplicaciones que existen para Windows, que por más que existan muchas para Mac, jamás será la misma cantidad, ni de cerca. Esto último para mí, es más que suficiente como argumento de selección.

Claro, pasaron los años y ha sido inevitable entrar en contacto con Mac OSX. Hermoso, diseño perfecto y bien cuidado lleno de colores y sencillo al mismo tiempo. Minimalista como su inspirador padre. Se comporta, a mi entender, como una versión muy bien cuidada de Linux, en un equipo diseñado y pensado para ese OS. A muchos los hace volar, por su estabilidad y cuanta característica positiva se le atribuya. Pero por algún motivo, a mí no me inspira; al contrario, me hace sentirme atrapado dentro de la maravillosa creación de alguien que decidió por mi todo lo que pensó que yo necesitaría. Como diría el mismo Steve “ellos no saben lo que quieren hasta que se lo mostremos”. iOS tampoco me atrae y es exactamente por el mismo motivo. Si, sus características son impresionantes, pero lo mismo: La felicidad está más allá del Jailbreak (procedimiento que se usa para hacer algo similar a la liberación y rooteo en Android).

Esta es mi experiencia.  Actualmente uso Windows 7 sin antivirus y Windows 10 en donde no puedo evitarlo (y en menor medida OpenSuSE). No faltará quien me diga que no se de lo que hablo y que estoy tremendamente equivocado. Y tal vez tenga la razón, pero es lo que yo he vivido y por eso es que la computación y el mundo de la tecnología es algo sumamente personal; cada quien hace su propia historia.

Como dije antes, Jobs es una inspiración.  Me comí su biografía, realizada por Walter Isaccson. Admiro enormemente a su amigo y socio Steve Wozniak, que es el cerebro detrás del comienzo de Apple y también devoré su libro iWoz.  Ellos le dieron un giro a la historia de la informática y la humanidad les debe más de lo que se puede cuantificar.  Si debo pedir perdón por no usar sus creaciones, pues lo haré, pero al día de hoy no tengo motivaciones para hacerlo.

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