domingo, 26 de abril de 2020

¿Inteligencia Artificial? Lo dudo



Me encanta la tecnología, soy un entusiasta.  Cada pequeño invento que va apareciendo, aporta ventajas, comodidad y quizá algún tipo de emoción. Algunos inventos terminan siendo absolutamente indispensables como el teléfono móvil. Particularmente pienso que el Computador Personal lo  cambió todo, ya que gracias a él logramos automatizar y administrar de forma mucho más eficiente nuestros trabajos y vidas personales. Y los teléfonos inteligentes son el anhelo hecho realidad, de llevar una computadora en el bolsillo.

Hablando de inteligencia, muchos expertos coinciden en que la inteligencia artificial será en un futuro no muy lejano, parte esencial de nuestras vidas, pero la miran con miedo de que se nos escape de las manos. Ellos no se están refiriendo a los automóviles autómatas que ya se conducen solos (y que son muy seguros, la verdad), más bien hacen referencia a escenas apocalípticas donde los robots toman control de la humanidad, o acaban con ella, siendo más astutos que nosotros.

Hay muchos largometrajes que Hollywood ha creado, que posiblemente hayan hecho creer a las masas que en el futuro podrás tener conversaciones con robots, los cuales encargarán de realizar nuestras labores. Algo de eso lo hay en parte, pero muy básico.

Yo debo confesar que me sorprendió mucho un proyecto de Google en el cual una computadora fue capaz de realizar una llamada telefónica, hablar con un consultorio médico y programar una cita, interactuando con una secretaria que no se percató que su interlocutor no era humano.  Fue una conversación limpia y muy fluida.  Un gran trabajo, sea dicho.


Mi opinión muy personal, es que más allá de eso, será poco lo que se pueda lograr. Podemos poner en una cabezota androide tanto conocimiento como pueda ser almacenado, con el procesador más potente conocido y programado por los humanos más aptos para tal fin. Ellos podrán lograr un humanoide muy sorprendente, pero jamás un ser pensante. Será capaz de adaptarse tanto como su código se lo permita, pero ese será el límite.


La IA jamás será capaz de tener sentimientos (podrá simularlos, pero eso no hace que los sienta), ni tener la curiosidad de las sensaciones que producen los sentidos. No se reirá por las paradojas incoherentes de los chistes ni llorará cuando tenga una pérdida de un ser amado.  De nuevo, puede simular circunstancias. Y nada más.

¿Puede el ser humano amar un artefacto que simula tener vida? Por supuesto. Y eso, en mi opinión, puede nublar la vista. De aquí a un par, tal vez tres décadas, habrá muy buenas simulaciones.  No creo que tenga que replantearme un cambio en las circunstancias.

Lo que si sería peligroso es que los códigos de lanzamiento de los misiles nucleares sean dejados en manos de artefactos con pseudointeligencia.  Eso sí sería una locura; pero en todo caso, si ocurriera una desgracia, no sería por culpa de la Inteligencia Artificial, sino de la desinteligencia de quien la haya puesto a cargo.  Y es que hay cosas que, por más automatizada que esté la vida, no pueden delegarse. Imaginen a un robot realizando una operación solo, sin supervisión humana. Si algo sale mal, ¿Quién sería responsable?

Sé que este es un análisis muy básico, sin ahondar en todas las variables y posibilidades. También sé que existe la posibilidad de que esté equivocado (remota, pero posibilidad al fin), pero creo que es suficiente para ilustrar mi punto: Se puede programar inteligentemente, pero no se puede programar inteligencia. Así de simple.