lunes, 24 de mayo de 2010

La vida es lo que es, no lo que debería ser

Hay que aceptarlo. La vida no resulta lo que planificamos. Por lo menos no siempre es así. La biblia habla de que el suceso imprevisto le ocurre a cualquiera y tal cual es así. Hoy estamos, como Cerebro, buscando la manera de conquistar el mundo y mañana, tratando de salvar los muebles.

En algunas ocasiones damos en el blanco, acertamos y disfrutamos del éxito, así sea pasajero o momentáneo. De hecho, todo es pasajero, incluyendo nuestra propia existencia. Dicho de otra manera, somos muertos que hemos sido prestados por un tiempo a la vida. Es crudo, pero es así. Y sin caer fatalismos, no debemos olvidar este hecho, ya que por error llegamos a pensar que somos eternos, mientras que en realidad no duramos más de lo que dura un atardecer.

Sin llegar al extremo de pensar como los epicúreos, hay que tratar de disfrutar la vida de manera consciente y tranquila. No hay que dejarlo todo en una sola acción, pero tampoco podemos pasar toda la vida con los forros de los muebles puestos, ya que para algo tienen una linda tapicería, de la que nos privamos disfrutar. En definitiva, equilibrio.

Aun así, la vida no es justa en todo ni con todos. Es como un juego de cartas. Se hace lo mejor con lo que se tiene en la mano, se pueden cometer errores o grandes aciertos. Se puede acertar un dardo en una diana con los ojos cerrados; pero también con los ojos bien abiertos, se puede pasar la vida tratando de acertar, sin éxito.

¿Karma/Destino? ¿Suerte/Azar? ¿Causa/Efecto? Cada quien saque sus conclusiones. Simplemente la vida hay que aceptarla como es, aunque no nos guste.

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