jueves, 14 de mayo de 2020

El Balón es Libertad


Lo que queda del balón que usamos mi hijo y yo...

Hace unos cuantos años vi en TV un documental sobre unos adolescentes de Brasil, los cuales jugaron un partido de fútbol frente a un ojeador de un importante equipo del Brasileirão (Campeonato de fútbol Brasileño).   Estaba basado en la historia de un joven que, poniendo toda su esperanza y su talento en el juego, se lució como nunca, marcando goles y haciendo asistencias, con la fe de poder sacar a su familia de la pobreza y lograr su sueño de ser futbolista profesional.  Me sorprendió mucho el desenlace, donde el ojeador dijo que necesitaba solo un par de defensas y se llevó a otros chicos.  Fue muy triste ver como regresaba llorando, con las manos vacías y su sueño convertido en solo eso.

 Pero lo que más me llamó la atención del documental, fue algo más que mencionó el ojeador: Les dijo a los jóvenes que no debían sentirse mal, porque  no todos pueden llegar a ser profesionales.  Y aunque no logren cumplir ese anhelo, podrán seguir jugando fútbol. Amateur, pero fútbol al fin. 

En ese momento, poniéndome en los zapatos del derrotado protagonista, en verdad que me supo a poco esas palabras.  Pero luego, en frío lo pensé y concluí, que tenía absolutamente toda la razón.  Y es que somos tantos los que jamás logramos llegar a jugar en el equipo de nuestros sueños, que sería absurdo, incluso ridículo, limitar la felicidad que da patear un balón por no hacerlo exactamente donde deseábamos.  Y es que en donde sea, cualquier lugar del mundo, se puede jugar y perderse en una cancha, entretenerse y olvidar que hay una vida más allá de ese encuentro entre amigos.  Ni siquiera hace falta abrir la boca o hablar el mismo idioma, el balón tiene su propio lenguaje.

¿Y por qué yo amo al fútbol? Desde niño se mete en la sangre el desafío con el balón, el esfuerzo por superar al rival, superar al cansancio, la emoción de una gran jugada individual o colectiva, el éxtasis del gol (incomparable a otra cosa).  Son tantos los detalles que ocurren en la cancha que se vuelve parte de uno, tan adictivo como la más pegajosa droga, pero sin ser nocivo. Y todo eso, sin llegar a ser profesional. 

En momentos de dificultad, me refugié en el balón y fue un amigo que me dio su apoyo y tranquilidad, haciéndome olvidar los problemas y volviendo a ellos calmado, con nuevos bríos.  Y tras haberlos superado, recuerdo más cada partido jugado que los problemas que confrontaba. 

Y ahora que el tiempo ha pasado, veo a mi hijo y a sus compañeros de equipo experimentar las mismas emociones; lo veo en sus rostros, veo como dejan el alma tras cada jugada.  Lo veo en su rostro cuando pelea cada balón como si su vida dependiera de ello, como si no hubiera mañana.  Lo veo cuando me habla de futbolistas hasta altas horas de la noche y temprano al despertarse.  Descubrí la emoción de vivir las mismas sensaciones a través de él (con la diferencia de que él es infinitamente mejor que yo).  Y comprendí que al lograrlo él, lo logramos los dos.

También he visto a los padres y las madres de los demás chicos desvivirse por cada jugada de los suyos.  Y quizá ellos jamás patearon un balón en su vida, pero sienten la misma emoción cuando ellos destacan y logran superar a sus rivales (algunos de ellos lo manifiestan con gritos efusivos).   Eso no lo había pensado, pero fue un descubrimiento bastante grato.


Y es que entendí que los niños entran en la cancha y allí, con el tiempo, se convierten en hombres.  Para luego ser hombres que entran en la cancha y ser por un rato como niños.  Esa es la magia del balón.

Lo cierto es que hasta a Dios le gusta el fútbol.  De otra forma no habría hecho al mundo con la forma que tiene ¿o no?

A todos los futbolistas en su día, ¡Felicidades!

sábado, 2 de mayo de 2020

Hora de Pagar las Cuentas




Al final de la fiesta, el anfitrión debe (si no lo ha hecho aún), saldar lo adeudado con todos aquellos que trabajaron para él. Es una cuenta que él y solo él debe pagar.  También es así la vida misma.

Mi Blog no es ni será de política. He estado tentado en muchas ocasiones de hablar al respecto, sin embargo me he limitado pues, la política que lamentablemente es tan inmoral, incorrecta y corruptora, implica que hablar en contra de algún grupo, sea de gobierno u oposición, puede interpretarse como un apoyo implícito a la parte contrapuesta. Y esto más en un ambiente tan polarizado como el que presenta Venezuela.

Lo haré esta vez y solo esta vez, tratando de ser lo más objetivo (cosa que en su totalidad es absolutamente imposible). 

Si tienes mucho dinero y comienzas a gastar superando tus ingresos, inevitablemente terminarás con las manos vacías. Eso es lo que nos pasó aquí, no hay nada de misterio ni particular. La pregunta es ¿en qué se gastó la fortuna que administramos en lo que va de este siglo? Cuando digo gastar, me refiero a todo el dinero que salió de lar arcas, ya sea invertido, prestado, robado o como sea. Salida de dinero es salida de dinero. 

La primera y quizá peor desgracia que nos ocurrió, tuvo varios nombres: CADIVI, CENCOEX, SICAD… Llámenlo como quieran. Son los hijos bastardos de RECADI (Y comenzamos a ver que la 4º República y la 5º República no son tan distintas después de todo). Como consecuencia de esta entrega de dólares a precios, no digo preferenciales, diría disparatados, destruimos la empresa nacional. ¿A cuáles me refiero? ¡A todas! Y paso a explicar el por qué, con simples pero repetitivos ejemplos, que he visto por mis propios medios, no porque alguien me contara. 

Más o menos por el año 2004, trabajé en una empresa que fabrica cerraduras, con una larga tradición nacional. Por aquel entonces, se hacían compras de materias primas, tanto nacionales como extranjeras. Desconozco el mecanismo utilizado para tramitar las divisas para realizar la compra, lo que sé es que solo había un cupo límite para comprar y ellos lo aprovechaban al máximo. Se trataba de barras de latón en su mayoría, también se compraban barras de otros tipos de metales y algunos productos terminados que no tenían producción nacional.  

Me tomó algo de tiempo entender por qué una barra de latón fabricada en Venezuela costaba más de 10 veces lo que costaba una producida en Italia, incluyendo el transporte y cualquier arancel que hubiere en el camino. ¿Por qué? En Venezuela hay materia prima de sobra. No lo entendía. 

La misma paradoja se repitió cuando comenzó la locura de la compra/venta de cupos para viajeros. ¿Por qué viajar en Venezuela es un negocio? La gente se iba del país, pagando pasaje aéreo, estadía, comida, algo de recuerdo, regresaba y tenía más dinero que cuando se fue. 

Solo esos dos ejemplos. Algo estaba mal, muy grave. ¿Si se ve? ¿Aún no? El costo de una Cisterna de Gasolina es inferior al de un cartón de huevos. ¿Ahora sí?

Yo no soy economista. Yo soy muy bueno para saber cuánto tengo en mi bolsillo y hasta donde puedo gastar. Me reusé a usar tarjetas de crédito por muchos años, porque no me gusta deberle a nadie ni comprometer el dinero a futuro (hasta que entendí, quizá tarde, que la inflación aquí siempre es mayor a la tasa de interés). Pero aun con mis limitaciones entendía que alguien estaba haciendo las cosas tan mal, que era casi imposible que fuese sin querer.  La conclusión lógica es: Tenemos un Bolívar sobrevaluado. 

El estado estuvo por muchos años financiando la economía nacional, que en mala hora se usó para importar, importar y seguir importando. Porque si alguien te pone una moneda subsidiada a un valor de mentira, con la que puedes comprar en el exterior y vender en el mercado nacional toda la importación ¿qué incentivos tienes para producirlos aquí donde te va a salir más caro? Ninguno.  Yo entiendo que los chinos sean capaces de fabricar un transistor más barato que lo que podamos producirlo aquí, pero si a eso le sumas este disparate cambiario, muchas empresas se van a limitar a la simple importación. Como en efecto ocurrió. A la larga, aquí no se volvió a ver un calzado hecho en Venezuela (ojalá quede alguno), pero si se ven marcas nacionales con productos fabricados afuera. Si, el mismo producto que antes se hacía en sus plantas.  No hay que ser un genio: Los empresarios compran y venden y buscan su ganancia como debería ser (sin satanizar la transacción), pero ya no hay obreros, porque la fuente de trabajo ya no existe aquí.

Vuelvo e insisto, yo no soy un genio de las finanzas.  Debo ser una persona con entendimiento promedio de la economía. ¿Por qué yo sí puedo verlo y los gurús del BCV no?  Y no voy a hablar de la inmensa cantidad de robos y estafas realizados por entes públicos y privados aprovechando el grifo abierto. Pero allí estuvieron, allí comieron muchos, afectos o no al gobierno, porque el dinero tiene muchos amigos. Eso lo dejo hasta allí.  En definitiva, el Control Cambiario fue una de las grandes maldiciones que le ocurrió a Venezuela. El despilfarro ha sido algo que una cabeza normal no puede imaginar.

El equilibrio debe existir para que dos partes logren justicia y entendimiento. Si eso no existe, comienzan los abusos.  Cuando hay dos jugadores encontrados y el árbitro está abiertamente favoreciendo a uno de ellos, en algún momento el otro decidirá dejar de jugar. Con estos ejemplos me refiero a lo que ocurrió en Venezuela con las leyes laborales y la eterna inamovilidad laboral.  De 2010 a 2012 trabajé en una empresa de tecnología que prestaba sus servicios a sus pares con necesidades de mucha automatización de sus almacenes. Entre sus clientes, se encontraba una empresa automotriz con muchísimos años en Venezuela, con sus instalaciones en Valencia. En ese lugar, lo veía pero no lo entendía: en plena línea de producción, los obreros estaban pegados a sus Blackberrys, sentados o acostados en plena línea de producción, sin mover una herramienta.  No estaban en hora de almuerzo sino en medio de su jornada. La línea no avanzaba, no había la actividad intensa que me imaginé encontrar.  En un área específica de pintura, vi a un trabajador mayor (que si le estaba poniendo ganas a sus quehaceres) y me animé a preguntar, ¿Cómo va la producción? Y palabras más o menos me dijo que fatal, a lo que yo le pregunté si era por falta de materia prima. Su respuesta le dio sentido a lo que había visto primero: A los obreros no les da la gana de fajarse a trabajar. ¿Y cómo te deshaces de esos empleados que no producen? Si cumplen horario, no rompen las normas ni se meten en problemas, pero no trabajan… Lamentablemente la ley se aplicó solo para favorecer a los trabajadores (que pasaron de ser víctimas a ser victimarios).  Debido a esto, la conclusión a la que llegaron las empresas fue: Trabajador que sale, puesto que se congela. 

Aclaro: Yo soy un asalariado, no soy empresario, no tengo personal a mi cargo. Lo que observé, también lo vi años atrás en la misma industria cerrajera, con obreros “manguareando” en las prensas, taladros y tornos que estaban a mi alrededor. Obviamente había entonces, como lo hay todavía, gente con principios, que se ganaba el dinero dignamente honrando la confianza que depositaron en ellos, pero la ley se rediseñó de forma injusta, socavando desde adentro la igualdad en la relación obrero / patrón. Y para nada, porque los empresarios tramposos y explotadores, siguen en el mismo lugar, probablemente haciendo lo que hacen los genios aquí, importar productos.  Los honestos son los que han estado pagando las consecuencias. Los que aún resisten de pie. La inamovilidad perpetua, ha sido un gran error. Un boomerang populista que nos pegó en la cara a todos.

El manejo de la industria petrolera debería ser materia de estudio por las siguientes generaciones. ¿Por qué personas que no tienen la menor idea del tema deben dirigir sus destinos? Yo entiendo perfectamente que los gobernantes deben escoger personas que sean de su entera confianza, pero creo que deberían tener por lo menos el más mínimo conocimiento de lo que van a manejar, más si hablamos de la principal y casi única fuente de ingresos de una nación entera. Entonces, ¿Le damos el bisturí a un mono con bata para que realice una operación de coronarias? Entiéndase: Eso es lo que hemos estado haciendo. Botamos a toda la experiencia porque se revelaron en contra del gobierno. Con el pito en la boca, sacamos tarjeta roja, afuera ellos y adentro los afectos al gobierno, con o sin experiencia, con o sin mística, honrados y corruptos. Se abrieron las puertas y entraron todos. ¿No hubiera sido más inteligente absorber todo su conocimiento, preparar al personal que lo va a reemplazar y luego pasarle la factura a cada uno si fuese requerido? Hoy en día la estatal petrolera está destruida y produciendo cada vez menos. Es una vergüenza que un país que haya tenido una bestia como lo fue PDVSA, esté ahora importando gasolina porque es incapaz de suplir siquiera su consumo interno. ¿De qué sirve tener las mayores reservas probadas de petróleo del planeta si están bajo tierra y no tenemos la capacidad de extraerla? Y no me hablen de las sanciones, porque la venida a pique comenzó mucho antes de que comenzaran, no me tomen por tonto, por favor. Yo sé que no hay memoria histórica en este país, pero nuestra estupidez tiene un límite. 

Un país que no produce, crea escasez de productos; la escasez genera alza de precios. Entiéndase por favor, Ley de oferta y demanda: Menor oferta incrementa los precios, no es algo capitalista, no es algo Satánico. Satánico si es lo que hacen los bachaqueros y a esos no se les toca. La respuesta que siempre ha dado el gobierno es sintomática: Atacan la consecuencia (alza de precios y escasez), en vez de atacar las verdaderas causas de todo este desastre. 

¿Cómo generamos confianza en el país para que haya inversión? ¿Gritando Exprópiese? ¿Dónde están las empresas que el gobierno tomó para hacer justicia social? ¿Cuántas quedan? ¿Qué producen? ¿Por qué los productos que subsidia el gobierno que vienen en la caja o bolsa CLAP no provienen de estas empresas? Es Obvio por favor, no están produciendo o no lo hacen a la capacidad requerida.  Si, se agradece la ayuda de la Bolsa o de la Caja que Subsidia el gobierno. Pero me da dolor encontrarme con Harina y Granos hechos en México, Sardinas de China, Azúcar de Brasil, Aceite Argentino. De nuevo, los genios deciden importar, pero ahora lo llaman “Soberanía Alimentaria”. ¿Qué tal si esa inversión social quedara en manos de las empresas locales, privadas o no? ¿Qué intereses hay detrás de la importación? ¿Alguien se está beneficiando? No sé, solo pregunto. Yo no tengo pruebas de nada, yo soy solo un grano de arena en el desierto, pero es que hay cosas que son tan obvias…

Del otro lado de la acera hemos tenido una clase política que no ha querido estar a la altura de las circunstancias, con dinosaurios que prefieren acomodarse a ser siempre oposición (de esos que se doblan para no partirse), tal vez por tener pequeñas cuotas de poder o posiciones ventajosas que les permitan vivir bien a pesar de todo.  A esos les sumamos a los jóvenes (o menos viejos), con hambre, que quieren su parte del pastel también; mezclados con los que en realidad quieren generar cambios que vengan mejorar este pasticho mal cocido que tenemos en las manos. Pero ojo: no se pueden poner de acuerdo y se dividen en fracciones, pues todos quieren producir cambios, pero sin unirse en el cómo.

¿Y ahora? No tenemos gasolina para movilizar el país, tenemos un sistema eléctrico bien flojito que se sabe que fallará en cualquier momento. Grandes zonas del país no tienen servicio de agua potable continuo, aunque sea esporádico. No tenemos seguridad en las calles, no tenemos un sistema de salud público medianamente decente ni uno privado que sea pagable. No hay casi fuentes de trabajo, que aporten lo que se necesita para alimentar a la familia, No producimos NADA en el país y ya no tenemos ingresos locales, por lo que no podemos seguir aplicando la fórmula de los genios (importar). Casi todos vivimos del día a día.

En este escenario yo me pregunto con las manos en la cabeza: ¿Cómo demonios afrontamos al Covid19? Se ven hermosos los artistas y famosos en TV diciendo #QuédateEnCasa, #LaCuraEresTú y todos esos pegajosos slogans. ¿Y cuando la nevera se vacía como se hace? ¿Cómo me lavo las manos sin agua?  Si un hijo tiene hambre, la gente saldrá con virus o sin él a buscar su comida. Eso no lo puede detener nadie. Así que, como yo lo veo, estamos navegando directamente hacia una tormenta perfecta. Y los responsables de todo esto son incapaces de corregir, repitiendo una vez tras otra las mismas fórmulas fracasadas. Que el virus no se haya propagado de manera peligrosa (según fuentes oficiales), no quiere decir que no vaya a ocurrir en breve, porque la cuarentena evitará que te mate una peste, pero te garantiza la muerte de hambre.  La gente terminará saliendo, con la ley en contra o no, con gasolina o sin ella.



En serio, lamento cuando escucho que Venezuela está como está porque hubo uno que maldijo al estado de Israel. Me parece casi imposible creer que existan personas que piensen que algo tan irrelevante sea la causa de algo tan complejo como la situación que estamos experimentando. Además, el que crea que esto tiene algo que ver con ideologías, está bien equivocado también. Si no produces, no obtienes ingresos y no comes. Así de simple. 

Me siento tentado a responder el por qué me parece demasiado absurdo; pero me contengo porque lo más probable es que, quien cree en teorías como esa, prefiere pensar en cualquier otra explicación más elaborada que la simple que tenemos a la vista.
 
Ahora estamos pagando por esta fiesta de dos décadas, donde malgastamos toda la buena fortuna que tuvimos, más todo lo que pedimos prestado a Rusia y China. Esa cuenta la tenemos que pagar; y aparentemente será con sangre, sudor y lágrimas, porque el dinero se acabó. 

En este mundo nada es gratis.


domingo, 26 de abril de 2020

¿Inteligencia Artificial? Lo dudo



Me encanta la tecnología, soy un entusiasta.  Cada pequeño invento que va apareciendo, aporta ventajas, comodidad y quizá algún tipo de emoción. Algunos inventos terminan siendo absolutamente indispensables como el teléfono móvil. Particularmente pienso que el Computador Personal lo  cambió todo, ya que gracias a él logramos automatizar y administrar de forma mucho más eficiente nuestros trabajos y vidas personales. Y los teléfonos inteligentes son el anhelo hecho realidad, de llevar una computadora en el bolsillo.

Hablando de inteligencia, muchos expertos coinciden en que la inteligencia artificial será en un futuro no muy lejano, parte esencial de nuestras vidas, pero la miran con miedo de que se nos escape de las manos. Ellos no se están refiriendo a los automóviles autómatas que ya se conducen solos (y que son muy seguros, la verdad), más bien hacen referencia a escenas apocalípticas donde los robots toman control de la humanidad, o acaban con ella, siendo más astutos que nosotros.

Hay muchos largometrajes que Hollywood ha creado, que posiblemente hayan hecho creer a las masas que en el futuro podrás tener conversaciones con robots, los cuales encargarán de realizar nuestras labores. Algo de eso lo hay en parte, pero muy básico.

Yo debo confesar que me sorprendió mucho un proyecto de Google en el cual una computadora fue capaz de realizar una llamada telefónica, hablar con un consultorio médico y programar una cita, interactuando con una secretaria que no se percató que su interlocutor no era humano.  Fue una conversación limpia y muy fluida.  Un gran trabajo, sea dicho.


Mi opinión muy personal, es que más allá de eso, será poco lo que se pueda lograr. Podemos poner en una cabezota androide tanto conocimiento como pueda ser almacenado, con el procesador más potente conocido y programado por los humanos más aptos para tal fin. Ellos podrán lograr un humanoide muy sorprendente, pero jamás un ser pensante. Será capaz de adaptarse tanto como su código se lo permita, pero ese será el límite.


La IA jamás será capaz de tener sentimientos (podrá simularlos, pero eso no hace que los sienta), ni tener la curiosidad de las sensaciones que producen los sentidos. No se reirá por las paradojas incoherentes de los chistes ni llorará cuando tenga una pérdida de un ser amado.  De nuevo, puede simular circunstancias. Y nada más.

¿Puede el ser humano amar un artefacto que simula tener vida? Por supuesto. Y eso, en mi opinión, puede nublar la vista. De aquí a un par, tal vez tres décadas, habrá muy buenas simulaciones.  No creo que tenga que replantearme un cambio en las circunstancias.

Lo que si sería peligroso es que los códigos de lanzamiento de los misiles nucleares sean dejados en manos de artefactos con pseudointeligencia.  Eso sí sería una locura; pero en todo caso, si ocurriera una desgracia, no sería por culpa de la Inteligencia Artificial, sino de la desinteligencia de quien la haya puesto a cargo.  Y es que hay cosas que, por más automatizada que esté la vida, no pueden delegarse. Imaginen a un robot realizando una operación solo, sin supervisión humana. Si algo sale mal, ¿Quién sería responsable?

Sé que este es un análisis muy básico, sin ahondar en todas las variables y posibilidades. También sé que existe la posibilidad de que esté equivocado (remota, pero posibilidad al fin), pero creo que es suficiente para ilustrar mi punto: Se puede programar inteligentemente, pero no se puede programar inteligencia. Así de simple.